jueves, 20 de marzo de 2014

TC

Computarizada viene del término "computar" y Computerizada del término inglés "computer“. El uso de la primera de ellas está más extendido.

      En cuanto a la dosis efectiva que recibe el paciente con la tomografía computarizada, es significativamente mayor que la correspondiente a la radiografía, variando en función de la zona radiada, pero generalmente con una relación entre ellas de 10 a 20.


      Los avances y ventajas que suponen la implantación de la TC ha supuesto una gran proliferación de equipos y campos de aplicación, que hace que la población sometida a este tipo de exploraciones sea elevada y vaya en aumento. Por ello, a pesar de que el riesgo individual que tiene asociado la TC es pequeño, el extenso número de individuos al que se aplica lo convierte en un riesgo apreciable que debe analizarse y tenerse en especial consideración. Es por esto que deben analizarse los casos uno a uno, y justificarse el uso de la TC en cada uno de ellos, considerando si los resultados que va a proporcionar son significativamente buenos y necesarios en comparación con los efectos negativos que tiene la radiación sobre la salud del paciente, es decir, si respetando los procedimientos y las buenas prácticas, los beneficios que suponen para el diagnóstico las exploraciones de TC van a compensar con creces el riesgo que representan. Y este análisis es de gran importancia, ya que las dosis recibidas por el paciente durante una exploración de TC se encuentran entre las más elevadas de todas las técnicas de radiodiagnóstico.

      El objetivo del principio de protección radiológica es evitar todas las exposiciones a la radiación que sean innecesarias. Como observamos en la gráfica, existe un considerable aumento del porcentaje de riesgo de cáncer a medida que se reduce la edad en el momento de la exposición. No obstante, no debemos olvidar que la probabilidad de muerte por cáncer radioinducido es mucho menor a la debida al cáncer causado por otros factores.



      La justificación de la exposición, como hemos visto, es fundamental pero no es suficiente. Para minimizar el riesgo también es necesario tomar medidas para optimizar las dosis impartidas de forma que sean lo más bajas posibles compatibles con la obtención de la información diagnóstica requerida.

      Las dosis que implican las exploraciones de TC suponen el porcentaje mayoritario en las dosis asociadas a las exploraciones radiográficas. Sus valores vienen dados por las características técnicas de los equipos y por los parámetros de exploración. La optimización de estos parámetros es una tarea compleja, puesto que depende del tipo de aplicación, del tamaño del paciente y del modelo de tomógrafo.

La fluoroscopia TC o también denominada fluoro-TC se utiliza para la realización de intervenciones guiadas por la imagen. Su primera aplicación clínica se remonta a 1993 y la fluoro-TC multicorte, es decir, tomógrafos con más de una corona de detectores, se introdujo en 1999.

El número de indicaciones clínicas de la fluoro-TC multicorte crece constantemente y su principal aplicación es para tomar biopsias difíciles; destacando también aplicaciones nuevas como la ablación por radiofrecuencia guiada por TC.

Normalmente es necesario un único corte axial de baja dosis  para obtener información sobre el estado del procedimiento, y sólo se recurre a la adquisición dinámica si el corte axial no proporciona información suficiente. Su aplicación requiere hardware adicional, que engloba principalmente:
-Dispositivo de control del funcionamiento (interior de la sala TC)
-Instalación de monitores que permitan visualizar las imágenes.

Es necesario hacer especial hincapié en la protección radiológica para garantizar que no se produzcan efectos deterministas en la piel. De modo general la fluoro-TC debe realizarse con una corriente de tubo relativamente baja para reducir la exposición del paciente. El número de adquisiciones debe ser el menor posible y su duración, lo más corta posible. Además, los operadores presentes en la sala de TC durante la fluoro-TC deben protegerse con un delantal de plomo.

Volviendo a las exploraciones de TC en general, podemos destacar, como es posible utilizar equipos de TC de haz cónico (CBCT) para, por ejemplo, exploraciones de mandíbula (aunque también es posible utilizar cualquier otro escáner). Lo curioso de los CBCT, es que estos son relativamente pequeños y presentan componentes diferentes de los de TC de cuerpo entero.

Están equipados con un tubo de rayos X compacto (de una potencia relativamente baja) y por lo general tienen un detector de panel plano. Además, están diseñados para que el paciente esté sentado durante el examen (cómo observamos en la figura).


Respecto a la calidad de imagen es suficiente para este tipo de aplicaciones y su coste también es relativamente bajo. Sin embargo, impone como principal limitación la velocidad de rotación del brazo en el que están montados el tubo de rayos X y el detector, siendo el tiempo de rotación relativamente largo.

Respecto a la realización de una TC con contraste artificial, destacamos entre las más usadas:
-La colonografía TC se introduce gas a través del recto para mejorar el contraste entre el colon y los tejidos circundantes.
-La angiografía TC se administra contraste yodado por vía intravenosa para mejorar el contraste entre la luz y la pared del vaso.
-Estudios de abdomen antes de la TC se administra por vía oral una solución diluida de yodo para mejorar el contraste en el tracto gastrointestinal.



Pablo Manjón y Verónica Aramendía.

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