miércoles, 7 de mayo de 2014

Visita al Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica del Servicio Navarro de Salud

No hace muchos años, todo lo que pudimos ver durante nuestra visita al Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica del Servicio Navarro de Salud podría creerse sacado de una película de ciencia ficción. Por ello, antes de comentar la visita, me gustaría hacer referencia a la calidad y sofisticación del equipo utilizado. Pero ya no sólo refiriéndome al equipo material, sino también al personal, ya que la preparación, especialización y experiencia de los trabajadores del centro permiten sacar el máximo rendimiento y provecho de los recursos disponibles de última tecnología.
Esto fue lo que, bajo mi punto de vista, puede llamar más la atención. No obstante, no cabe duda de que un tema tan delicado y complejo como es el tratamiento de pacientes con tumores mediante técnicas radiológicas es lo suficientemente relevante como para emplear todos los medios de los que podamos disponer, independientemente de su coste económico.

Centrándome ya en la visita, me gustaría destacar la precisión del proceso que se lleva a cabo desde que el paciente entra hasta que sale del centro. Por un lado, está la parte de preparación o planificación, en la que, como su propio nombre indica, se realizan todos los pasos necesarios previos a la aplicación de la técnica terapéutica. Estos pasos se centran principalmente en la búsqueda de la localización exacta del tumor, la realización de un estudio personalizado sobre el tipo de tratamiento que va a recibir cada paciente en función de las características de su tumor (como la dosis de radiación, por ejemplo), y finalmente la simulación de dicho tratamiento sobre un maniquí para cerciorarse de que todo lo planificado es correcto. Cabe destacar el software utilizado durante este proceso, de tanta calidad y precisión que su coste asciende a los 300.000 euros. No es de extrañar que, a pesar de su coste, merezca la pena adquirirlo, ya que sus prestaciones y aplicaciones son muy intuitivas y fáciles de utilizar, dando unos resultados más que satisfactorios.

Una vez que esta fase de preparación se ha superado con éxito, se pasa a la segunda fase, que es propiamente la de tratamiento. Teniendo en cuenta que cualquier pequeño fallo durante esta fase de aplicación echaría por la borda todo el trabajo tan exhaustivo realizado hasta ahora, se toman ciertas medidas preventivas para que todo salga según lo previsto, como son la utilización de moldes y soportes para que la zona sobre la que se aplica la radiación esté totalmente inmóvil, o la delimitación de las zonas mediante láseres, controlados al milímetro, para que al poner en marcha el dispositivo, los resultados obtenidos en vivo sean los mismos que los esperados con el software. De no ser así, no sólo no se va a conseguir tratar el tumor de manera óptima sino que pueden producirse daños adicionales en áreas sanas colindantes. Es por esto que hay que tener sumo cuidado a la hora de aplicar la radiación, tanto en lo referente a la zona como a la intensidad apropiadas.

Para finalizar, me gustaría comentar algunas otras cosas que también me llamaron la atención del centro, como son, principalmente, las medidas de seguridad, los medidores de radiación a la que se está expuesto en todo momento repartidos por todo el centro (con sistema de alarmas en caso de que los niveles sean anormalmente altos), el grosor de las paredes de las salas en las que se aplica el tratamiento con los aceleradores lineales, siendo este aún mayor en las zonas en las que la radiación es directa, etcétera. No obstante, y como es lógico y esperable, la protección y la precaución deben ser fundamentales en un centro de este tipo, por lo que dichas medidas de seguridad deben ser unos básicos a la hora de planificar su construcción.

Pablo Manjón.

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